12.2.13

Balance

Mi yo parisino, el pato y la araña, convocados en la sala de reuniones. Tema a tratar: balance mes I en la ciudad de las luces. 

Acta de reunión: 
Luces, pocas. O como mínimo tamizadas. 
Sigamos:
El pato corre decapitado por la sala de un restaurante italiano. De momento le basta pero se plantea un cambio inminente. No se entera en francés. Nada de estabilidad y demasiadas horas. Oiga, a falta de pan buenas son tortas, pero quiere más. El pato sólo puede pelear. Antes de que lo pelen, ffffua. Y lo hagan foie. 




La araña esperanzada anda enredándose en su propia tela. El pato la entiende, con dos patas ya se lía el muy patoso, cómo no hacerlo con ocho. Ella sigue tejiendo, en busca del sueño. Que es lo que tiene que hacer, sólo puede soñar.

La yo parisina, en vestidos y leggins, con sonrisa dibujada y ojos de gata shrekianos como únicas herramientas para ser aceptada en cualquier ámbito, clausura la breve reunión: Todo marcha en popa y a toda vela. Le basta con eso: pasaporte para un sueño por el que luchar. Es mi vida, no quiero cambiar, concluye.
A sus puestos entonces: Bailemos.





4 comentarios:

  1. Ea, mi niña, que este fin de nos esperan las parmita en Niza, y algún gitano te va enamorá... ya que ni abogados, ni científicos, ni catedráticos te han enamorao el alma.

    Será que esta madre tuya te está inculcando sus malos genes???

    Sonrío.

    Te defiendes como una gata salvaje en este París de luces tamizadas, no es fácil esta jungla, pero le estás plantando cara con un desparpajo y unos aires de petite souris de L´Opéra.

    La que la sigue, la consigue.

    Araña, patita, bailarina, o gata, París, acabará rindiéndose a tus pies.

    No puede ser de otra manera...

    Je t´embrasse, princesse.

    ResponderEliminar
  2. Nota : madre "adoptiva". La tuve a los 22 con un italiano cuyo nombre no recuerdo...

    ResponderEliminar
  3. El pato está tranquilo: no hay pizzas de pato a la naranja verde. La araña le guiña un ojo a Spiderman, pero le da calabazas. Y el dromedario, ¡oh el dromedario! sueña con tener un romance con la sirenita, pero sus yos de repuesto se fueron de copas y acabaron naufragando en el mar rojo(de vodka)al grito de ¡Mataiotes mataiotetos, kai panta mataiotes! Al amanecer un halo púrpura cubría las siluetas de los clochard tendidos a las orillas del Sena. París bien vale una misa... y el sueño de un camarlengo.
    Bss.

    P.D.
    Si el psicoanalista me da el alta... igual hago un post de este comentario :)

    ResponderEliminar
  4. acta firmada
    estamos todos de acuerdo

    ResponderEliminar